Nació en Turín el año 1815 en una
familia podre, campesina, su padre falleció cuando el tenía 2 años lo que
provocó una infancia difícil y complicada por la relación su hermanastro, sin
embargo, la actitud de la madre para con él y su ímpetu por salir adelante le
permitió experimentar sus primeras bases para la vida religiosa.
Mucho más adelante, el pequeño
saltimbanqui que inicio la sociedad de la alegría se convirtió en sacerdote en
1841, los años de revolución industrial y la forma de vida de los jóvenes en
las cárceles fueron el preámbulo del encuentro con su vocación, sin embargo, al
conocer a Bartolomé Garelli fue un momento que marcó su vocación y camino en el
que sintió que era su misión la atención y educación de los jóvenes, esta
responsabilidad que asumió desafió el sistema religioso que se mantenía en este
tiempo, sus actividades pastorales le permitieron emprender espacios educativos
y recreativos por medio de oratorios, lugares de educación, diversión, trabajo
con el fin de encontrarse con Dios a partir de la fe, por esta obra se promovió
la construcción de instituciones educativas e iglesias que a pesar de no tener
dinero lograba por su fe en la providencia cumplir estas actividades.
Toda esta experiencia con los
niños y jóvenes le inspiraron crear la congregación de los “Salesianos”, que
nace a partir de la fe y su admiración en San Francisco de Sales por su bondad y
con un grupo de pioneros dieron lugar la iniciativa a partir de la promesa pan,
trabajo y paraíso que convirtió ese sueño de los nueve años en una realidad y
que el aguinaldo del Rector Mayor este año nos promueve a recordarlo. En la
actualidad las obras salesianas se han extendido por diferentes continentes, un
hecho que ha fortalecido la educación a través del sistema preventivo, una
metodología formativa y asertiva para los centros educativos a través del amor,
es decir, los jóvenes no solo deben saberse amados, sino sentirse amados.
Un sacerdote caracterizado por
sus sueños, sus milagros, su ímpetu y carácter fuerte para lograr sus metas, la
dades de su vida porque creía que su vida era para los jóvenes ha sido un
precedente que permitió santificarlo en la década de los 70 del siglo XX siendo
Padre, maestro y amigo como el título que le otorgaron. Un ejemplo de persona
en vida de servicio y fidelidad, que a lo largo de los años ha hecho que niños,
jóvenes, profesores, religiosos, etc., sigan el camino de los salesianos.
Un 31 de enero de 1888 como hoy,
Don Bosco fallece, cansado, enfermo, pero con la compañía de sus predecesores
que lo asistieron hasta el final de sus días, lo que nos convoca a celebrar
esta fecha como parte del camino que muchos hemos elegido y vivido como parte
de nuestro proyecto de vida y que en cierta forma: religiosos, laicos,
voluntarios, educadores, músicos ha logrado establecer como un estilo de vida.
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