sábado, 8 de agosto de 2020

Liderazgo, en tiempos de crisis como una oportunidad

 

Al revisar las diferentes redes sociales o mirar las noticias de último momento en los  medios de comunicación, se hace indudable advertir situaciones de desesperanza y dolor a causa de diversos problemas que se generan por diferentes motivos: la pandemia por el coronavirus y como jóvenes, la política y su incoherencia con la sociedad, la violencia de género, entre otras que nos interroga: ¿Qué hacemos?, ¿Qué es necesario en este momento? ¿Cómo respondemos a las necesidades de la sociedad?, en este escenario es indiscutible pensar en el liderazgo.

¿Qué significa ser un líder en la actualidad?

Una de las actitudes que caracteriza a un líder es el compromiso social que asume en su entorno a través de la empatía y el sentir hacia las personas con mayor necesidad, pero esta situación depende de cuán importante consideramos el desarrollo de la sociedad y en reflexionar sobre nuestro propósito de vida, es decir, que las acciones, comportamientos y actitudes nuestras estén enfocadas en el servicio.

En ese sentido, es importante desde mi apreciación 3 cosas: La actitud de servicio, el emprendimiento a lo social y la empatía con nuestro prójimo.

Pero estas características no se dan como un milagro, es importante trabajar en ello a través de la formación, de la experiencia en espacios de voluntariado y solidaridad, el acercamiento a lo espiritual y las buenas costumbres.

¿Cómo asumo una posición de líder?, no quiere decir que tengamos que estar en frente y dirigir gente o grupos sociales, a un principio esto no va a suceder, lo que genera que exista ese paso es que te manifiestes desde lo que eres, desde tus virtudes y defectos.

¿Qué tipo de líderes necesita nuestro país?

La convulsión social por la crisis política y económica, pero a la vez la polarización social, nos está exigiendo personas con alta calidad de empatía por el prójimo, es necesario e importante que las personas trasciendan de lo cotidiano o el no importismo, es decir, que no puede dejarnos de importar lo que está sucediendo y generar una posición de vida, en este marco, el testimonio de vida, los ejemplos de actitudes son necesarias e imperativas en este momento.

Es necesario tener una lectura de la realidad, de conocer que es lo que sucede a nuestro alrededor y que a partir de reconocer o identificar situaciones de necesidad, de oportunidad, de expectativa y que a través de un discernimiento consiente identificaremos que vamos a hacer, cuál es nuestra vocación.

Hagan de lo extraordinario ordinario y de lo ordinario extraordinario.

Video:Liderazgo en tiempos de crisis y oportunidades

miércoles, 5 de agosto de 2020

Y la educación del cole se va a la casa: Reflexiones sobre la clausura del año escolar

Los criterios a los cuales hacemos referencia, tienen un propósito de reflexión sobre nuestra coyuntura educativa en el marco de los aportes que se pueden generar a partir de las decisiones de gobierno que se han manifestado y ha creado molestia en la sociedad, así también se ha generado otro escenario de incertidumbre al escuchar las varias entrevistas que dan una explicación confusa sobre la clausura del año escolar.

El Ministro de Educación señala que se clausura el año de forma académica y administrativa pero no así del proceso formativo que continuará con la modalidad virtual, esta afirmación resulta un poco incongruente y lógica por la relación que tienen estos procedimientos, es decir, seguirán estudiando sabiendo que no es necesario aprobar y cumplir sus deberes porque ya se encuentran virtualmente en el siguiente curso, ¿Por qué pensar de esta manera?, algunos estudiantes tienen un comportamiento indisciplinado en su desempeño académico por varios factores, entre ellos, que nos les motiva el aprendizaje cuando no encuentran un contenido significativo y adecuado a sus intereses, imaginarse en un escenario en el que no tendrá obligación de estudiar cuando no encuentre más motivo que el de la superación.

Otro elemento que conlleva analizar es la ocupación del docente a los diseños y ejecución de procesos formativos, ¿En qué marco curricular se van a adecuar?, continuar con el plan anual formativo de la gestión o se hará una variación de temas en las clases que señalan continúan en la modalidad virtual, ¿Cuáles serán los procesos evaluativos?, pensar quizá en procesos cualitativos y enfrentar a los mismos a través de estrategias de motivación e incentivo al aprendizaje.

Un escenario pesimista que es posible considerar, es el acompañamiento de los progenitores en la formación de sus hijos, ¿Sobre qué contenidos o planificación se pueden basar? Parece muy romántico pensar que el papá o mamá es el principal educador del hijo/hija, ciertamente es su responsabilidad, pero en este tiempo de pandemia donde las circunstancias no son equitativas y cada familia tiene comportamientos diferentes el afrontar esta situación, serán distintas las formas de actuar, ya que habrá padres y madres que, si promoverán una formación alternativa y asertiva, pero otros optarán por actividades laborales adecuándose a los niveles de ingresos en el hogar.

Un escenario que no resulta inimaginable es pensar en aquellos padres que consideren que el hijo/hija tendría que repetir el curso porque no ha logrado aprender lo que se tenía planificado en el plan curricular, ¿Estará de acuerdo el hijo/hija?, será que es una decisión asertiva reconociendo que son factores de tiempo y económicos que se deben considerar, cuál sería el propósito fundamental de este criterio cuando al final del año escolar los conocimientos de un estudiante son mínimos y en la universidad muchas veces innecesarios.

En un mundo perfecto, las familias se responsabilizarían en la formación de sus hijos a través de utilizar recursos accesibles y con un conocimiento anticipado, pensando en que no se pierda el tiempo a causa de la pandemia, sin embargo, nuestra realidad nos muestra un país indisciplinado, inconforme, polarizado por intereses ideológicos y políticos lo que nos ha llevado a un número alto de contagios y muertes, pero al mismo tiempo de no comprender que las calles no son seguras, complejo por las características económicas en las cuales se vive, pero necesario anteponer acciones de seguridad.

Si se ha tomado una decisión poco reflexionada, si no se ha pensado en el peor escenario, si se ha considerado con mayor prevalencia lo político a lo académico, es lo que conlleva a hacer una crítica a esta situación y preguntarnos: ¿Qué hacemos ahora?, ¿Cómo afrontamos esta situación?, ¿Qué tendrían que hacer las autoridades en este momento?, ¿Cuál será el escenario educativo del 2021?, son varias preguntas que con seguridad en este periodo tendrán una respuesta que posibilite acciones asertivas y responsables a nuestro acontecer educativo, quizá no pueda desarrollar este gobierno pero si es posible que promueva las bases del cambio que se necesita.

 

 

 


Autoestima, cuando estoy enfermo de COVID


“Desde que contraje el virus, la culpa se ha convertido en una carga en estos días, por el temor de contagiar a los que amo y perderlos pero también porque es posible que pueda morir”.

Es uno de los posibles pensamientos que los enfermos de COVID han llegado a generar por las características de la enfermedad, la ansiedad y el temor a la muerte, discutible por diferentes razones: las características individuales de cada uno de nosotros, la actitud con la que confrontamos esta situación, el nivel o etapa de la enfermedad que se padece, lo que puede contrarrestar este escenario de contagio.

Las redes sociales, los noticieros, las falsas noticias o el amarillismo informativo, han generado una carga emocional negativa a nivel social llevándonos a un escenario de incertidumbre, de desesperanza y de miedo, esta situación cuando estas infectado disminuye las defensas del sistema inmunológico porque mentalmente los pensamientos e ideas recurrentes se convierten en negativas, más aún cuando tienes conocimiento de la muerte de personas que haz conocido entre amistades y familiares, un escenario en cierto modo muy difícil de sobrellevar.

¿Qué sucede con nosotros al vivir esta enfermedad?, una de las situaciones que aparece es la culpa, de haber contraído la enfermedad o la posibilidad de contagiar a un familiar lo que conlleva en ocasiones momentos de estrés y nerviosismo, otra situación es estar en el encierro y la rutina de los malestares, cautivo en un lugar que fortalece las ideas de culpa y que mantiene un momento de estrés, el no poder tener una respuesta inmediata para poder sanarte al carecer de una vacuna y estar a merced de tratamientos paliativos convierte un escenario complejo.

Sin embargo, no podemos quedarnos sin hacer nada, ¿Qué es posible hacer?, mucho depende del estado en el que nos encontremos y el nivel de enfermedad al se ha llegado, una de las formas de afrontar esta enfermedad es mantenerse ocupado, a pesar de estar aislado es importante sentirse útil, crear actividades que permitan enfocarse en algo productivo y recreativo, no todos podemos estar en esta situación, por tal razón, la familia juega un papel fundamental en esta situación.

El acompañamiento y la forma de atención a un enfermo de COVID es fundamental no solamente por el grado sintomatológico físico en el cual nos encontremos, sino en la atención emocional que brinde un escenario de calidad de vida, es posible que sean sus últimos días y esto es difícil de asumir, pero también es posible que se convierta en un recuerdo y un aprendizaje a través de este tipo de situaciones, por esta razón, la familia a través de las palabras de motivación y de amor, de fortaleza y de fe son el medicamento del alma que un enfermo necesita.

Es importante también considerar a quien no padece la enfermedad y se convierte en él que atiende a su familiar, su carga emocional a momentos esta llena de estrés por la preocupación del incremento de la enfermedad, el dinero que es necesario para comprar la medicación y la falta de insumos y equipos para atender a la persona enferma, por tal razón, también son personas a las que se debe atender y considerar porque se encuentran en el mismo escenario de desesperanza, pero del otro lado.

Es indudable que las palabras que brindemos en estos momentos tengan que ser asertivas y de confianza, de esperanza y de buena fe, que implique nuestra corresponsabilidad social si vamos a utilizar las redes sociales y ser empáticos con las situaciones extremas en las cuales estamos viviendo, no hay duda de que esto va a pasar y quizá el costo sea alto, pero la vida continua y ese pensamiento debe ser nuestro nuevo amanecer.


Cultivar nuestros talentos en estos tiempos de emergencia


Según la Real Academia Española, el término talento” hace referencia a una persona inteligente o apta para una determinada ocupación, lo asociamos a la capacidad o habilidad que es posible incremente y consolide a través de la práctica, desde una perspectiva espiritual lo consideramos como un don que está al servicio del prójimo, y también es posible entenderlo como la herencia genética de nuestros progenitores.

Este tiempo de pandemia ha generado una serie de problemas y dificultades colaterales al contagio de la enfermedad del coronavirus y por el momento esta situación no va a detenerse, lo que conlleva a que las personas afectadas en sus ingresos económicos tengan que reinventarse a través de diferentes emprendimientos de actividades que les permita sobrevivir valiéndose de aquellos talentos o aprendizajes que han logrado concretar como una habilidad.

Sin embargo, muchos otros talentos no pueden utilizarse de forma lucrativa, la pandemia por el coronavirus nos está exigiendo sacar lo mejor de nosotros en un momento muy duro para la humanidad, en este escenario, es una necesidad ponernos al servicio de nuestra sociedad en toda la diversidad que imaginemos, este tipo de acciones, permite que se pueda canalizar nuestras emociones y sentimientos con el propósito de incrementar calidad de vida y de servicio dentro y fuera de nuestros hogares.

En el sistema educativo nos educan para poder obtener un título, una profesión, pero no para descubrir nuestra vocación o para perseguir nuestros sueños y nos concentramos en la ansiada seguridad de vida considerando que los bienes materiales y el dinero podrán ser parte absoluta de nuestro bienestar, en este contexto, ¿Qué es lo que debo hacer con mis talentos?, lo primero que se debe considerar es tener una actitud de descubrimiento, de indagación sobre las capacidades y habilidades que son posibles desarrollar, que nos apasionan y hacen que el tiempo siga su curso sin preocupaciones. Un segundo aspecto es la dedicación para desarrollar los talentos descubiertos y en ese marco es importante el sacrificio, el esfuerzo y la disciplina para que se conviertan en capacidades y habilidades consolidadas.

Un tercer aspecto es practicar para generar un dominio de las capacidades que nos conviertan en expertos, lo que nos posibilite como un último aspecto a considerar es compartir los talentos con los demás, que se conviertan en un servicio hacia la comunidad como una de las competencias del siglo XXI.

Es indudable que tenemos debilidades e incapacidades que no nos permiten desarrollar ciertos talentos o que nos distraen para poder consolidarlos, sin embargo, es necesario enfocarse en lo que estamos desarrollando sin pensar en el tiempo y estar atento a estas actividades o habilidades que nos entusiasman y emocionan haciendo que el tiempo pase sin sentirlo, que te hace valorarlo más y que puedes defenderlo con toda la actitud.

Es un tiempo de oportunidades y opciones en un escenario de incertidumbre y dolor, un tiempo de cultivar nuestros talentos a través de considerar el propósito de servir al prójimo y estar disponible a la sociedad. Son tiempos en los que la vida es apreciada y significativa, pues estamos expuestos a perderla o que alguno de nuestros seres queridos la pierdan, por tal razón, nuestros cuidados deben ser extremos, pero al mismo tiempo responsables sin perder la fe y la confianza que esto va a pasar.