Una
de las ocupaciones profesionales que genera variedad de críticas es del “profesor”
o “maestro”, en otros ámbitos llamado: “docente”, “catedrático” o “educador”,
sea la denominación que se escoja, el rol es y será el mismo, enseñar, ¿Para qué?, dependiendo de las
intenciones que lo motivan a dedicarse a enseñar y ¿Por qué?, siendo las razones
por la cuales un profesional se dedica a enseñar.
La
primera distinción del “para qué” del ser docente, se relaciona
con el proceso sistémico de la educación – sociedad, (proceso educativo - proceso
productivo), como concepto de responsabilidad y promoción del conocimiento,
Freire (2004) señala que el educador democrático no puede negarse a reforzar el
conocimiento en su práctica docente, entre sus tareas primordiales es trabajar
con los educandos el rigor metódico con que deben aproximarse a los objetos
cognoscibles criterio que no se relaciona con el discurso bancario y necesario transformarlo.
La
segunda distinción responde al “porqué” del ser docente, ¿Cuáles han sido las razones que lo
llevaron a dedicarse a la enseñanza?, se convierte en determinante concebir
que la historia personal además de ciertas aptitudes vocacionales han generado optar por
esta ocupación.
Cuántas veces hemos escuchado,
“Yo prendí así y así tienes que aprender”, quizá una de las
premisas en la acción educativa bancaria que adoptamos como herencia al enseñar
se relaciona con este criterio, ¿Cómo influye este tipo criterios en
procesos educativos en el colegio o la universidad?, ¿En qué medida se relaciona con la didáctica
del docente?, ¿Cuál es el reto del educador del siglo XXI en relación a la
nueva forma de enseñar?, un análisis sobre el educador como un rol social, como
un sentido y estilo de vida.
La
práctica educativa es un escenario de encuentros y desencuentros de actores
sociales, están sujetos a sus intenciones, sus subjetivos y objetivos
individuales y colectivos y se reconocen al generar un proceso educativo en
ello una línea de vida, según Perrenoud (2010) señala que cada formador ofrece su visión personal de la coherencia, en ella se
expresan su historia, su epistemología, sus valores, su proyecto, su relación
con el saber, con la razón, con el desorden y con muchas otras cosas, lo cual,
no significa que todos sus actos y sus pensamientos sean la expresión fiel de
esta coherencia, que fundamental y pertinente es esta afirmación por sobre el
ser humano y el ser profesor.
El profesional que enfoque su vida hacia la educación comprende un
estilo de vivir que lo conduce a un sentido de existir y por ende a un estado
de trascendencia social, entre luces y sombras de su personalidad condicionada
a sus decisiones, formas de pensamiento, ideales, valores hechos hábitos entre
otros criterios y característica, que lo llevan a reinventarse, reestructurarse,
valerse de la creatividad, estudiar, investigar para transformarse y adaptarse
a los cambios generacionales y los desafíos siendo una constante fundamental,
Tünnermann señala que “la adopción de los paradigmas del
“aprender
a aprender”, “aprender a desaprender”, “aprender
a emprender” y “aprender a arriesgarse” son elementos importantes de una real,
consiente y decidida transformación.
Si consideramos que la transformación educativa no es sólo de los
estudiantes quienes son los llamados a aprender y ampliamos el criterio desde
una perspectiva holística, que todo aquel que está involucrado al quehacer
educativo está llamado a aprender, entonces, si será evidente una
transformación de la educación y ese estilo de vivir lo conducirá a un sentido
de existir y por ende a ese estado de trascendencia social e histórica que todo
ser humano está llamado a alcanzar, porque estamos llamados a servir y no hacer
servidos y por ende la educación es sinónimo de servicio.
Bibliografía
1.
Álvarez
de Sayas, C. M. (1999). Didáctica: La escuela en la vida. Cuba: Pueblo
y Educación.
2.
Freire, P. (2004). Pedagogía de la autonomía.
México: Siglo Veintuno Editores.
3.
Perrenoud, P. (2010). "La formación del profesorado:
un compromiso entre visiones
inconciliables". Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado,
272.
4.
Tünnermann Bernheim, C. (27 de Septiembre de 1996). "El rol del docente en la
Educación superior". Obtenido de
google:
http://uiap.dgenp.unam.mx/apoyo_pedagogico/proforni/antologias/EL%20ROL%20DEL%20DOCENTE%20EN%20LA%20EDUCACION%20SUPERIOR.pdf
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