martes, 1 de diciembre de 2020

El desinterés del aprendizaje del estudiante también en lo virtual

 


Hoy en día se ve todo en las redes sociales, eso depende de los filtros que generes en tus cuentas para no vulnerar tu privacidad y revisar lo que es de tu agrado, siendo un medio de información y centrándonos en el tema educativo, en algunos casos se advierte testimonios de profesores algunos con lágrimas en los ojos manifestando su malestar porque sus estudiantes no son conscientes del esfuerzo que se genera al promover la educación en modalidad virtual dando como consecuencia un escenario incómodo y poco interesante en las aulas virtuales.

Con seguridad, que la mayoría de los profesores ha puesto su mayor empeño para que las clases continúen en función de su vocación y responsabilidad, sin embargo, eso no es un tema que represente motivación al estudiante adolescente o niño que no refleja entusiasmo o motivación para aprender y la pregunta es ¿Por qué no tienen interés en aprender a pesar de las facilidades que ahora se ostentan?, de pronto, consideramos que los niños y adolescentes se encuentran estresados por el año caótico que se ha generado, quizá ya no es interesante porque todos han aprobado el curso sin mayor esfuerzo y por instrucción del gobierno de turno o simplemente no encuentran en su educación respuestas que les ayude en su cotidiano vivir.

Sin embargo, es necesario reconocer que para los profesores hacer educación virtual es algo nuevo y que de alguna forma, la espontaneidad o intuición han permitido que se genere procesos formativos sin antes reconocer el propósito y las características fundamentales de la modalidad, al mismo tiempo reconocer las competencias didácticas diferenciadas a la formación en aula, las clases maratónicas que se generaban a través de un computador en las que estudiantes estaban sentados sometidos durante horas escuchando una explicación que quizá en algún video de YouTube podría ser más fácil de comprender, la rutina de entregar tareas tradicionales que se solicitan con una evidencia digital que implica simplemente sacar la fotografía como respaldo de haber cumplido el deber escolar, pero ¿Qué otra forma de saber que trabajaron podíamos solicitar? será la pregunta causal de los maestros ya que no todos ellos cuentan con los dispositivos o computadoras y el acceso ilimitado al internet.

Se me ocurre entonces que no es tan responsable de su aprendizaje el estudiante, del interés y la motivación hacia su educación, es verdad que se considera que se promueva la conciencia y se fortalezca la responsabilidad en este escenario, pero también es importante brindar las herramientas y los motivos para que se cumplan, por tal razón, es comprensible que el estudiante no motive su aprendizaje ya que no encuentra caminos didácticos que implique interés educativo, al contrario justificativos para su mínimo desempeño y rutinario comportamiento del tedio a la educación virtual, mucho tiene que ver el Estado al no proporcionar los diferentes requerimientos que se necesitan para hacer educación virtual.

En ese sentido, es importante considerar que los procesos formativos que se generen en los entornos virtuales de aprendizaje se integren también estrategias didácticas que involucre al estudiante, que se adecue a su contexto y que le permita preguntarse más sobre el cause del aprendizaje, la era digital ha traído consigo una característica favorable y a la vez una desventaja para el comportamiento humano y es el acceso a la información instantánea, inmediata, que si bien nos permite tener respuestas en el momento para poder encaminar nuestras actividades con mayor eficiencia y eficacia, también ha generado un comportamiento del mínimo esfuerzo, de la apropiación de conocimiento ajeno que consecuentemente nuestra experiencia mental asume que otras actividades no relacionadas al internet tengan que tener las mismas características.

Me permito decir, que es un escenario bastante retador para un educador, el implementar estrategias formativas didácticas que se adapten con la tecnología, el protagonismo activo del estudiante y el rol del educador como un guía de este camino del aprendizaje en función también de un cambio de comportamiento, evitar trasladar nuestras clases magistrales a una clase virtual de 2  a 3 horas y motivar a que el estudiante sea el que propicie su conocimiento a través de la investigación, el descubrimiento y el fortalecimiento de sus competencias digitales para su vida profesional como personal.

lunes, 23 de noviembre de 2020

¿Qué esperamos de nuestra educación?

Hace unos meses escribía una crítica a la educación en Bolivia con relación a lo que compone o se relaciona con la formación regular y las decisiones del anterior gobierno por sobre los aconteceres del momento, sin embargo, son simplemente reflexiones que a mi manera de percibir esas acciones dejaron vacíos por sobre aspectos de planificación y adecuación tecnológica y pedagógica, en ese sentido, es importante que tras los cambios de autoridades se considere y plantee que la educación no solamente responde a una sola circunstancia, responde a una visión de país, no es simplemente planes de contingencia o estrategias de gestión, es un tema de principios, de respuestas a las demandas sociales, económicas, políticas de un país y un adoctrinamiento de una ideología política que se ha manejado de manera mal sana por sobre las generaciones que se encuentran en etapa de formación.

Porque países como Finlandia, Japón, Corea han generado sistemas educativos integrales y competitivos a nivel mundial que se demuestran en pruebas internacionales, Porque en Bolivia no se ha generado una prueba de competencias y de aprendizajes para conocer el estado de la formación como de los mismos formadores, ¿Hay algún temor en este tema?, al no identificar o conocer nuestra situación real, seguiremos caminando de la misma forma que hace 50 o 60 años, lentos y ciegos cuando la tecnología, los cambios culturales y sociales son una realidad inminente y considerable para transformaciones y reinvenciones que se adecuen al siglo XXI.

El repensar en la educación no solo es un tema de los maestros, es una acción conjunta, educadores de diferentes niveles, ámbitos, especialidades, sectores sociales, la misma empresa privada, investigadores y como no la universidad, un labor que concentre y apuntale a una formación acorde a las exigencias del siglo XXI a partir de los desafíos y retos que confluyen en elementos de desarrollo social, ambiental, económico y cultural implica sentarse y discutir lo mejor para el Estado desde lo real alejando los temas políticos y embates sectoriales que lo único que generan es la división del país y postergan el poder generar un avance significativo como sociedad, como país, como humanidad.

La pregunta que nos hacemos es ¿Cuándo?, ¿Quiénes?, ¿Con qué? generamos un verdadero encuentro de reflexiones y análisis educativo, pero al mismo tiempo, de acciones conjuntas técnicas, curriculares, investigativas, políticas, económicas que respalden las propuestas de un recambio sustancial a la educación, es una necesidad que el país esta exigiendo al vivir a cada momento que la intransigencia, los fines partidarios, la corrupción y la delincuencia están mermando nuestro sentir como sociedad sin poder encontrar un vehículo de transición a una nueva visión de país, puede parecer una ilusión, pero este servidor considera que esto, es posible, con voluntad y compromiso es posible.

lunes, 12 de octubre de 2020

Las buenas prácticas educativas aplicando herramientas tecnológicas

Según distintos autores que refieren la necesidad de generar buenas prácticas integradas en las políticas de gestión de instituciones dedicadas a la educación, consideran la importancia de la promoción de la calidad, una cultura de compartir el conocimiento y alternativas para mejorar la educación, en este escenario, se hace un análisis sobre cuáles deberían  ser estas buenas prácticas relacionadas a los cambios paradigmáticos y de enfoque de la educación del siglo XXI, iniciamos con las siguientes consideraciones que las refieren como:

  • Una herramienta modelo parar la gestión o práctica educativa que permita una transferencia de experiencias y conocimientos.
  • Un recurso de identidad de contexto, asistido por un escenario de evaluación e integrador de la calidad.
  • Un instrumento de control, de gestión y de toma de decisiones a partir de parámetros evaluadores del proceso.

¿Qué relación tienen con las herramientas tecnológicas?, si bien, los anteriores criterios no parecen ser innovadores, pero si recurrentes cuando tratamos de una mejora, es importante que se promueva un equilibrio a través de ciertos criterios para su aplicación, uno de los fines es generar una autonomía en el aprendizaje que abarque o amplíe una ruta permanente en el marco del proceso formativo del aprendiz, es decir, que la transformación educativa ocurra desde el aprendizaje y no así de la enseñanza, este criterio se enmarca en las referencias de Delors en la década de los noventa, por otro lado, la apropiación del uso de la tecnología como un medio de enseñanza innovador no solamente como un recurso, sino como un provocador de experiencias formativas e incluso de vida que promuevan empoderamiento de los usuarios en los diferentes entornos virtuales de aprendizaje y porque no de forma presencial.


DECOM (2009) señala 6 elementos clave de buenas prácticas que permita una generación de hábitos en el desarrollo de estos criterios: innovación, soluciones de problemas, logro de objetivos de interés, incorporación de tecnología e integración del trabajo colaborativo a partir de la eficiencia.

En función de estos elementos, es importante que consideremos las condiciones para implementar herramientas tecnológicas en los procesos formativos a partir de diferentes ámbitos: condicionantes relacionadas al docente y el discente, y la formación en el uso de la tecnología que permita dominar las herramientas para generar enseñanza y en el estudiantado un preparación en sus procesos de aprendizaje, otros dos aspectos son: el acceso a las herramientas y los materiales apropiados para generar y afrontar los procesos formativos y la motivación de su uso  en el nivel de importancia que se puedan dar en el trabajo formativo.

Un aspecto interesante y pertinente que hacen mención Canales y Marqués (2007) es la distinción de 2 ejes fundamentales del uso de la tecnología en educación: el primero que hace mención a potenciar las estrategias cognitivas y metacognitivas, como la estimulación del aprendizaje y aspectos socioafectivos de los estudiantes y segundo, la relación de las tareas, la evaluación y las actividades adecuadas en el proceso educativo por medio de las herramientas tecnologías.

Una segunda condicionante está relacionada con las instituciones de educación sea superior o niveles iniciales referidas a: Un espacio físico que cuente con los recursos tecnológicos, los cuales se encuentren organizados para una utilización óptima, citando nuevamente a Canales y Marqués (2007), consideran importante la capacitación de docentes como la relación del contexto con la IES en el marco de políticas, organización y gestión académica vinculante e integral.

Un tercer condicionante se relaciona con el contexto, se considera a lo geográfico, pedagógico y tecnológico que brinde un servicio acorde a la realidad, sin embargo, puede haber diferentes variables: personales y contextuales.

 

Chickering y Ehram (1996) concretan 7 principios para generar buenas prácticas en educación superior que es posible adecuar en otros niveles educativos:

  1. La estimulación del contacto entre profesor y alumno por medio de las herramientas tecnológicas en una comunicación asincrónica.
  2. Desarrollar la reciprocidad y la cooperación entre estudiantes como parte de su aprendizaje.
  3. Uso de técnicas de aprendizaje activo mediante el uso de herramientas y recursos tecnológicos intercambiando información consecutiva.
  4. Proporcionar un feedback inmediato
  5. Realizar tareas en los tiempos previstos y la facilitación de acceso a recursos y herramientas.
  6. Implica comunicar expectativas positivas a todos los alumnos desde los problemas reales.
  7. Respeta la diversidad de capacidades y modos de aprendizaje con el uso de las herramientas tecnológicas.

Sobre estos principios Ollala y Primo (2006) agregan otros 6:

  1. Usar las herramientas tecnológicas sin que implique una pérdida de contenidos, debe suponer una ayuda en el aprendizaje.
  2. Adaptar las herramientas tecnológicas a la enseñanza y no al revés, facilitar el aprendizaje fomentando su uso.
  3. Las herramientas tecnológicas son un recurso, pero no debe ser el único que viabilice el proceso formativo.
  4. Evitar el activismo tecnológico perdiendo la referencia del objetivo a alcanzar según lo planificado.
  5. No utilizar las herramientas tecnológicas para evadir los problemas reales de la clase.
  6. Formación permanente del profesorado y un buen conocimiento sobre los procesos educativos generando innovaciones educativas.

 

En este contexto, es importante considerar que para generar procesos formativos con el uso de herramientas tecnológicas (TIC, TAC, TEP), es necesario que se pueda abordar un escenario técnico - pedagógico, en el cual, las actividades que se van a desarrollar deben integrar el aprendizaje significativo y preponderante sobre las herramientas, ya que ellas son un medio para generar conocimiento y este elemento no debe sobrevalorado, el reflejo de su uso nos permita advertir si hemos logrado la capacidad de generar procesos formativos en modalidad virtual y no solamente una asistencia remota, las buenas prácticas educativas utilizando herramientas tecnológicas parte desde el criterio de una adaptación al mundo del siglo XXI pero también a la aplicación eficiente de recursos y herramientas tecnológicas en educación.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Reinventarse en tiempos de asistencialismo estatal

Fuente: https://images.app.goo.gl/Jtiva9MVHhzp6NWx9

En los diferentes grupos de las redes sociales que se dedican a compartir experiencias de tipo educativo, han permitido visualizar diferentes experiencias de educadores que están utilizando recursos, herramientas y equipos digitales que permite promover educación en modalidad virtual, inclusive algunos han generado espacios de grabación, de educación en sus hogares con el ánimo de continuar con su trabajo comprometido a través del acceso y creatividad que con seguridad se ha generado investigando en cómo hacerlo.

Una de las observaciones que se hacen en los comentarios en varias de estas experiencias compartidas es “que no todos tienen acceso a las herramientas y los equipos para hacer educación virtual”, inclusive en algunos casos consideran que es discriminatorio el no poder utilizar estos recursos por la imposibilidad de acceso, es indudable que no todos tienen las mismas oportunidades y que a la vez no todos han logrado afrontar este tiempo coyuntural educativo a consecuencia de la pandemia por el coronavirus de una forma asertiva.

Las decisiones del gobierno han brindado un escenario de oportunidades de formación paliativas en la accesibilidad por los costos, la capacidad presupuestaria y de gestión para poder generar una implementación técnica y tecnológica de espacios virtuales dentro el sistema educativo que permitan generar procesos formativos en modalidad virtual, criticados con justa razón por la clausura del año escolar como una solución política y sin una reflexión de las consecuencias hacia los procesos educativos del 2020.

Sin embargo, alejado de este contexto, el propósito de la reflexión del día de hoy se puntualiza en los comportamientos de los educadores que han afrontado este tiempo complejo con una mentalidad progresista y proyectada a la tendencia educativa del futuro que es la virtual, una situación que me recuerda a un mensaje pertinente del entonces presidente de Estados Unidos Jhon F. Kennedy quien hizo referencia a una afirmación interesante: “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país.

Una frase interesante que cae como anillo al dedo en este momento ya que nos permite reflexionar en la actitud asistencial que se ha promovido por los gobiernos de turno a través de la entrega de bonos o beneficios que no son más que una compra de conciencias y libertades, pero al mismo tiempo una forma de adormecimiento actitudinal, en muchos casos y de inflación de indicadores o resultados de políticas públicas que no refieren la calidad de la educación en Bolivia, en contra parte, existen profesionales y personas de diferentes rubros que se han permitido una renovación, una reinvención de sus seres como personas, como profesionales y  ciudadanos que a través de la curiosidad, la innovación y el emprendimiento han fortalecido sus competencias digitales que son un desafío del educador del siglo XXI.

En ese marco, ciertamente hay razones por las cuales las oportunidades y la accesibilidad a herramientas, recursos y equipos para generar educación virtual es limitante y provoca un incremento de las brechas digitales, pero no es una excusa para dar el paso a un cambio proyectado al futuro educativo, en ese sentido, es importante tomar conciencia, pero más aún tomar acciones que permitan esa renovación, esa actitud de reinventarse en la adversidad y acercarse a un inminente cambio educativo que con seguridad a mediano o largo plazo según muchos factores del país pueda hacerse real, me sumo a la frase de Kennedy a reflexionar sobre lo que el país haga algo por mí, es tiempo de que nosotros desde nuestras capacidades, habilidades incluso limitaciones hagamos algo por él. 

sábado, 8 de agosto de 2020

Liderazgo, en tiempos de crisis como una oportunidad

 

Al revisar las diferentes redes sociales o mirar las noticias de último momento en los  medios de comunicación, se hace indudable advertir situaciones de desesperanza y dolor a causa de diversos problemas que se generan por diferentes motivos: la pandemia por el coronavirus y como jóvenes, la política y su incoherencia con la sociedad, la violencia de género, entre otras que nos interroga: ¿Qué hacemos?, ¿Qué es necesario en este momento? ¿Cómo respondemos a las necesidades de la sociedad?, en este escenario es indiscutible pensar en el liderazgo.

¿Qué significa ser un líder en la actualidad?

Una de las actitudes que caracteriza a un líder es el compromiso social que asume en su entorno a través de la empatía y el sentir hacia las personas con mayor necesidad, pero esta situación depende de cuán importante consideramos el desarrollo de la sociedad y en reflexionar sobre nuestro propósito de vida, es decir, que las acciones, comportamientos y actitudes nuestras estén enfocadas en el servicio.

En ese sentido, es importante desde mi apreciación 3 cosas: La actitud de servicio, el emprendimiento a lo social y la empatía con nuestro prójimo.

Pero estas características no se dan como un milagro, es importante trabajar en ello a través de la formación, de la experiencia en espacios de voluntariado y solidaridad, el acercamiento a lo espiritual y las buenas costumbres.

¿Cómo asumo una posición de líder?, no quiere decir que tengamos que estar en frente y dirigir gente o grupos sociales, a un principio esto no va a suceder, lo que genera que exista ese paso es que te manifiestes desde lo que eres, desde tus virtudes y defectos.

¿Qué tipo de líderes necesita nuestro país?

La convulsión social por la crisis política y económica, pero a la vez la polarización social, nos está exigiendo personas con alta calidad de empatía por el prójimo, es necesario e importante que las personas trasciendan de lo cotidiano o el no importismo, es decir, que no puede dejarnos de importar lo que está sucediendo y generar una posición de vida, en este marco, el testimonio de vida, los ejemplos de actitudes son necesarias e imperativas en este momento.

Es necesario tener una lectura de la realidad, de conocer que es lo que sucede a nuestro alrededor y que a partir de reconocer o identificar situaciones de necesidad, de oportunidad, de expectativa y que a través de un discernimiento consiente identificaremos que vamos a hacer, cuál es nuestra vocación.

Hagan de lo extraordinario ordinario y de lo ordinario extraordinario.

Video:Liderazgo en tiempos de crisis y oportunidades

miércoles, 5 de agosto de 2020

Y la educación del cole se va a la casa: Reflexiones sobre la clausura del año escolar

Los criterios a los cuales hacemos referencia, tienen un propósito de reflexión sobre nuestra coyuntura educativa en el marco de los aportes que se pueden generar a partir de las decisiones de gobierno que se han manifestado y ha creado molestia en la sociedad, así también se ha generado otro escenario de incertidumbre al escuchar las varias entrevistas que dan una explicación confusa sobre la clausura del año escolar.

El Ministro de Educación señala que se clausura el año de forma académica y administrativa pero no así del proceso formativo que continuará con la modalidad virtual, esta afirmación resulta un poco incongruente y lógica por la relación que tienen estos procedimientos, es decir, seguirán estudiando sabiendo que no es necesario aprobar y cumplir sus deberes porque ya se encuentran virtualmente en el siguiente curso, ¿Por qué pensar de esta manera?, algunos estudiantes tienen un comportamiento indisciplinado en su desempeño académico por varios factores, entre ellos, que nos les motiva el aprendizaje cuando no encuentran un contenido significativo y adecuado a sus intereses, imaginarse en un escenario en el que no tendrá obligación de estudiar cuando no encuentre más motivo que el de la superación.

Otro elemento que conlleva analizar es la ocupación del docente a los diseños y ejecución de procesos formativos, ¿En qué marco curricular se van a adecuar?, continuar con el plan anual formativo de la gestión o se hará una variación de temas en las clases que señalan continúan en la modalidad virtual, ¿Cuáles serán los procesos evaluativos?, pensar quizá en procesos cualitativos y enfrentar a los mismos a través de estrategias de motivación e incentivo al aprendizaje.

Un escenario pesimista que es posible considerar, es el acompañamiento de los progenitores en la formación de sus hijos, ¿Sobre qué contenidos o planificación se pueden basar? Parece muy romántico pensar que el papá o mamá es el principal educador del hijo/hija, ciertamente es su responsabilidad, pero en este tiempo de pandemia donde las circunstancias no son equitativas y cada familia tiene comportamientos diferentes el afrontar esta situación, serán distintas las formas de actuar, ya que habrá padres y madres que, si promoverán una formación alternativa y asertiva, pero otros optarán por actividades laborales adecuándose a los niveles de ingresos en el hogar.

Un escenario que no resulta inimaginable es pensar en aquellos padres que consideren que el hijo/hija tendría que repetir el curso porque no ha logrado aprender lo que se tenía planificado en el plan curricular, ¿Estará de acuerdo el hijo/hija?, será que es una decisión asertiva reconociendo que son factores de tiempo y económicos que se deben considerar, cuál sería el propósito fundamental de este criterio cuando al final del año escolar los conocimientos de un estudiante son mínimos y en la universidad muchas veces innecesarios.

En un mundo perfecto, las familias se responsabilizarían en la formación de sus hijos a través de utilizar recursos accesibles y con un conocimiento anticipado, pensando en que no se pierda el tiempo a causa de la pandemia, sin embargo, nuestra realidad nos muestra un país indisciplinado, inconforme, polarizado por intereses ideológicos y políticos lo que nos ha llevado a un número alto de contagios y muertes, pero al mismo tiempo de no comprender que las calles no son seguras, complejo por las características económicas en las cuales se vive, pero necesario anteponer acciones de seguridad.

Si se ha tomado una decisión poco reflexionada, si no se ha pensado en el peor escenario, si se ha considerado con mayor prevalencia lo político a lo académico, es lo que conlleva a hacer una crítica a esta situación y preguntarnos: ¿Qué hacemos ahora?, ¿Cómo afrontamos esta situación?, ¿Qué tendrían que hacer las autoridades en este momento?, ¿Cuál será el escenario educativo del 2021?, son varias preguntas que con seguridad en este periodo tendrán una respuesta que posibilite acciones asertivas y responsables a nuestro acontecer educativo, quizá no pueda desarrollar este gobierno pero si es posible que promueva las bases del cambio que se necesita.

 

 

 


Autoestima, cuando estoy enfermo de COVID


“Desde que contraje el virus, la culpa se ha convertido en una carga en estos días, por el temor de contagiar a los que amo y perderlos pero también porque es posible que pueda morir”.

Es uno de los posibles pensamientos que los enfermos de COVID han llegado a generar por las características de la enfermedad, la ansiedad y el temor a la muerte, discutible por diferentes razones: las características individuales de cada uno de nosotros, la actitud con la que confrontamos esta situación, el nivel o etapa de la enfermedad que se padece, lo que puede contrarrestar este escenario de contagio.

Las redes sociales, los noticieros, las falsas noticias o el amarillismo informativo, han generado una carga emocional negativa a nivel social llevándonos a un escenario de incertidumbre, de desesperanza y de miedo, esta situación cuando estas infectado disminuye las defensas del sistema inmunológico porque mentalmente los pensamientos e ideas recurrentes se convierten en negativas, más aún cuando tienes conocimiento de la muerte de personas que haz conocido entre amistades y familiares, un escenario en cierto modo muy difícil de sobrellevar.

¿Qué sucede con nosotros al vivir esta enfermedad?, una de las situaciones que aparece es la culpa, de haber contraído la enfermedad o la posibilidad de contagiar a un familiar lo que conlleva en ocasiones momentos de estrés y nerviosismo, otra situación es estar en el encierro y la rutina de los malestares, cautivo en un lugar que fortalece las ideas de culpa y que mantiene un momento de estrés, el no poder tener una respuesta inmediata para poder sanarte al carecer de una vacuna y estar a merced de tratamientos paliativos convierte un escenario complejo.

Sin embargo, no podemos quedarnos sin hacer nada, ¿Qué es posible hacer?, mucho depende del estado en el que nos encontremos y el nivel de enfermedad al se ha llegado, una de las formas de afrontar esta enfermedad es mantenerse ocupado, a pesar de estar aislado es importante sentirse útil, crear actividades que permitan enfocarse en algo productivo y recreativo, no todos podemos estar en esta situación, por tal razón, la familia juega un papel fundamental en esta situación.

El acompañamiento y la forma de atención a un enfermo de COVID es fundamental no solamente por el grado sintomatológico físico en el cual nos encontremos, sino en la atención emocional que brinde un escenario de calidad de vida, es posible que sean sus últimos días y esto es difícil de asumir, pero también es posible que se convierta en un recuerdo y un aprendizaje a través de este tipo de situaciones, por esta razón, la familia a través de las palabras de motivación y de amor, de fortaleza y de fe son el medicamento del alma que un enfermo necesita.

Es importante también considerar a quien no padece la enfermedad y se convierte en él que atiende a su familiar, su carga emocional a momentos esta llena de estrés por la preocupación del incremento de la enfermedad, el dinero que es necesario para comprar la medicación y la falta de insumos y equipos para atender a la persona enferma, por tal razón, también son personas a las que se debe atender y considerar porque se encuentran en el mismo escenario de desesperanza, pero del otro lado.

Es indudable que las palabras que brindemos en estos momentos tengan que ser asertivas y de confianza, de esperanza y de buena fe, que implique nuestra corresponsabilidad social si vamos a utilizar las redes sociales y ser empáticos con las situaciones extremas en las cuales estamos viviendo, no hay duda de que esto va a pasar y quizá el costo sea alto, pero la vida continua y ese pensamiento debe ser nuestro nuevo amanecer.


Cultivar nuestros talentos en estos tiempos de emergencia


Según la Real Academia Española, el término talento” hace referencia a una persona inteligente o apta para una determinada ocupación, lo asociamos a la capacidad o habilidad que es posible incremente y consolide a través de la práctica, desde una perspectiva espiritual lo consideramos como un don que está al servicio del prójimo, y también es posible entenderlo como la herencia genética de nuestros progenitores.

Este tiempo de pandemia ha generado una serie de problemas y dificultades colaterales al contagio de la enfermedad del coronavirus y por el momento esta situación no va a detenerse, lo que conlleva a que las personas afectadas en sus ingresos económicos tengan que reinventarse a través de diferentes emprendimientos de actividades que les permita sobrevivir valiéndose de aquellos talentos o aprendizajes que han logrado concretar como una habilidad.

Sin embargo, muchos otros talentos no pueden utilizarse de forma lucrativa, la pandemia por el coronavirus nos está exigiendo sacar lo mejor de nosotros en un momento muy duro para la humanidad, en este escenario, es una necesidad ponernos al servicio de nuestra sociedad en toda la diversidad que imaginemos, este tipo de acciones, permite que se pueda canalizar nuestras emociones y sentimientos con el propósito de incrementar calidad de vida y de servicio dentro y fuera de nuestros hogares.

En el sistema educativo nos educan para poder obtener un título, una profesión, pero no para descubrir nuestra vocación o para perseguir nuestros sueños y nos concentramos en la ansiada seguridad de vida considerando que los bienes materiales y el dinero podrán ser parte absoluta de nuestro bienestar, en este contexto, ¿Qué es lo que debo hacer con mis talentos?, lo primero que se debe considerar es tener una actitud de descubrimiento, de indagación sobre las capacidades y habilidades que son posibles desarrollar, que nos apasionan y hacen que el tiempo siga su curso sin preocupaciones. Un segundo aspecto es la dedicación para desarrollar los talentos descubiertos y en ese marco es importante el sacrificio, el esfuerzo y la disciplina para que se conviertan en capacidades y habilidades consolidadas.

Un tercer aspecto es practicar para generar un dominio de las capacidades que nos conviertan en expertos, lo que nos posibilite como un último aspecto a considerar es compartir los talentos con los demás, que se conviertan en un servicio hacia la comunidad como una de las competencias del siglo XXI.

Es indudable que tenemos debilidades e incapacidades que no nos permiten desarrollar ciertos talentos o que nos distraen para poder consolidarlos, sin embargo, es necesario enfocarse en lo que estamos desarrollando sin pensar en el tiempo y estar atento a estas actividades o habilidades que nos entusiasman y emocionan haciendo que el tiempo pase sin sentirlo, que te hace valorarlo más y que puedes defenderlo con toda la actitud.

Es un tiempo de oportunidades y opciones en un escenario de incertidumbre y dolor, un tiempo de cultivar nuestros talentos a través de considerar el propósito de servir al prójimo y estar disponible a la sociedad. Son tiempos en los que la vida es apreciada y significativa, pues estamos expuestos a perderla o que alguno de nuestros seres queridos la pierdan, por tal razón, nuestros cuidados deben ser extremos, pero al mismo tiempo responsables sin perder la fe y la confianza que esto va a pasar.


viernes, 31 de julio de 2020

¿Es posible una nueva educación?



La coyuntura en salud por la emergencia sanitaria a causa del COVID -  19 en el mundo, ha generado una diversidad de cambios que no se encontraban en el inimaginable de alguna persona, sin embargo, esta situación de crisis y catástrofe que inevitablemente tenemos que vivir, se convierte es un tiempo de oportunidades, de reinventarse y provocar escenarios distintos de aprendizaje y enseñanza a través de nuestra disponibilidad al cambio, a utilizar las herramientas de la creatividad y la innovación como elementos fundamentales de transformación social y educativa.

En ese sentido, pensar en una educación emergente no es descabellado, y nuestra misión es generar este cambio a través de la reflexión y la experiencia histórica que nos lleva a contraponer ideas y propuestas, entre ellas quedan claras tres fundamentales y esenciales en el marco de estos cambios paradigmáticos: a) la propuesta de un modelo educativo integral con elementos tecnológicos y de vanguardia educativa con base en procesos formativos indagatorios y articulados, b) el desarrollo de un currículo vinculante y flexible en sus niveles como también contextual a los procesos formativos de entornos virtuales bajo cualquier modalidad, apoyados de una normativa consensuada y enmarcada en los procesos administrativos y académicos pertinentes y c) la formación de educadores permanente y continua.

La formación de educadores debe estar acompañada de un plan de capacitación apoyado por políticas públicas educativas que permitan el acceso y la disponibilidad a escenarios formativos de calidad y a un costo razonable, pero al mismo tiempo la necesidad de apertura y disponibilidad de los educadores al cambio, en el sentido de que las transformaciones paradigmáticas de la educación se encuentran en un ritmo acelerado y que necesariamente nos exige subirnos a bordo, caso contrario, nos encontraremos en un camino nuevamente tradicional y desactualizado.

En ese sentido, Bolivia tiene la oportunidad de generar un cambio en su educación a través de la reflexión, la responsabilidad de las funciones administrativas o representativas gubernamentales, sindicales y organizacionales por medio de la proposición activa que represente una auténtica transformación educativa, siendo un llamado a la sinergia social, al desinterés político en el marco de la convergencia de ideales, pensamientos y acciones asertivas vinculadas a nuestra vocación innata de hacer educación.


sábado, 9 de mayo de 2020

Hacia una educación emergente




La palabra “crisis” para los japoneses significa oportunidad ante el peligro y es por eso que buscan beneficios ante situaciones de dificultad y lo han demostrado en su historia, pero para nosotros los bolivianos que significa esta palabra, ¿Será que es un problema sin solución?, ¿Una barrera para poder encontrar un equilibrio entre nuestras metas y fracasos? O ¿Significará lo mismo que para los japoneses?

En este tiempo de emergencia sanitaria por la enfermedad del COVID 19, una de las actividades que ha encontrado distintas reacciones y ajustes ha sido la educación, es verdad que la educación en modalidad virtual no es una novedad, es más la educación a distancia data del siglo XVIII con una experiencia en EE.UU., sin embargo, la educación actual se ha centrado en lo físico, lo presencial que se ha sobrevalorado por sobre la modalidad a distancia o virtual, sin embargo, la cuarentena ha visibilizado con mayor profundidad las brechas generacionales y al mismo tiempo, los esfuerzos por ingresar a este escenario se ha convertido en una necesidad y en otros un reto para poder cumplir con la planificación de las clases en este desgastado sistema educativo.

¿Por qué hablamos de educación emergente?, la virtualización del proceso educativo no tendría que ser un complemento ni la acción taxativa de los procesos formativos, más bien, debería considerarse como una herramienta de interactividad pedagógica que motive a los usuarios a la enseñanza y al aprendizaje, pueda retar a cambiar estilos y formas educativas, es decir, no considerarla como una llanta de auxilio, al contrario, como parte del motor del automóvil. La capacitación o adiestramiento de educadores en el ámbito de la educación virtual debe estar ligado a un proceso de formación progresiva y prospectiva, es decir, no pensar solo en este tiempo de emergencia, al contrario, repensar el sistema educativo en una modalidad semipresencial, una combinación de competencias digitales y pedagógicas que permitan utilizar herramientas interactivas y motivadoras a los educadores y educandos, disminuya costos de operación administrativa, posibilite el cuidado de la salud de la sociedad, pero además utilizar la virtualidad como un proceso tangible de revolución educativa en Bolivia.

Es verdad que se han hecho acuerdos de capacitación, de consolidación de procesos formativos para educadores lo cual, es bienvenido y necesario, pero esto es para mantener un sistema, para continuar con un régimen educativo, podríamos hablar de una educación inclusiva a partir de utilizar herramientas que no son novedosas pero si oportunas y pertinentes en una “crisis” u “oportunidad” como la deseemos denominar, el caso es que la educación debe evolucionar si vale el término y con ello, no solamente el proceso formativo, también el institucional, el contenido curricular, pero además los propósitos formativos que se planifiquen en función a las necesidades sociales, económicas, ambientales entre otros.

No podemos negar u ocultar la calidad de vida que se ha generado a la naturaleza en nuestra ausencia y quizá el tiempo que se ha podido compartir con la familia ha permitido conocernos y valorarnos de mejor manera, pero también es importante valorar el aprendizaje que se ha logrado por varios educadores al producir material educativo, a utilizar herramientas tecnológicas, a generar un cambio educativo, es decir, ¿Cuándo termine la emergencia sanitaria ya no se la utilizará todo aquello que nos ha permitido hacer educación?, es una de las preguntas que identifico pensando en una educación emergente con base a los componentes y aprendizajes de esta cuarentena, una oportunidad para una revolución educativa.

martes, 24 de marzo de 2020

El coronavirus y las competencias digitales




Las noticias en el mundo sobre el problema del coronavirus es el pan de cada día, un acontecer que ha detenido la rutina de las personas, hay quienes afirman que es una acción de países que intentan eliminar a gran parte de la población y otros que se ha descontrolado la situación por la desinformación e incluso por la desestimación de la enfermedad, entre todo, hay un respiro para el mundo, para la naturaleza y porque no, también para nosotros.
Este tiempo de estar en cierta forma “encerrados” en nuestros hogares, permite iniciar o terminar actividades, investigar o pasar tiempo con la familia, descansar de los ruidos y la contaminación, sin embargo, para aquellos que les interesa estudiar y generar conocimiento se convierte en una oportunidad.
No es una novedad ahora hablar de las competencias digitales, universidades de España, Colombia, Perú, Estados Unidos, entre otros, han generado programas e investigaciones sobre este tema, en 2017, se realizó la reunión “E2030: Educación y habilidades para el siglo XXI” propiciada por la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe, señalaron los desafíos que se deben enfrentar que consiste en apoyar a los docentes y entregarles la motivación, el conocimiento y las herramientas necesarias para volverlos conscientes del poder transformativo que tienen, capacitarlos en TIC y encontrar mecanismos de colaboración entre países, entre ellos, las competencias digitales, ¿Pero qué son estas competencias?
La UNESCO, las definen como el uso de dispositivos digitales, la aplicación de redes de comunicación y acceso de información para generar una mejor gestión, que permiten: crear, intercambiar, comunicar y colaborar a los usuarios con contenido producido, así como también, promover soluciones a problemas de forma creativa en y para la vida, el trabajo y las actividades en general.
Por su parte, la EPC (European Parliament and the Council, 2006), señala que son conocimientos, habilidades, actitudes, estrategias aplicadas por medio de recursos digitales y tecnológicos para el trabajo, la comunicación y el ocio, permite recuperar, evaluar, almacenar, producir e intercambiar conocimiento e información a través del internet.
Según el marco europeo de Competencias digitales, en la jornada de trabajo con expertos europeos, presentada por David Broster, Director de IPTS, y coordinada por Yves Punie y Anusca Ferrari, se expuso 5 áreas de competencias:
  1. Información: búsqueda, gestión de fuentes, articulación de necesidades informativas, marcación y archivo.
  2. Comunicación: interacción en medios digitales, compartir información y materiales, colaboración, participación y netiqueta.
  3. Creación de contenidos: publicación básica en soportes digitales, integración y remezcla, licencias y derechos, producción multimedia y programación de aplicaciones según objetivos de uso.
  4. Seguridad: protección de dispositivos, datos, privacidad, salud y entorno medioambiental.
  5. Resolución de problemas: resolver incidencias técnicas, identificar necesidades de conocimiento y soluciones según necesidades.

Al navegar por el internet, las redes sociales nos ofrecen una gran variedad de cursos virtuales a los cuales podemos acceder de forma gratuita o con un pago mínimo por la certificación, lo que permitiría fortalecer estas competencias digitales entre otros temas relacionados con la tecnología, sin embargo, el criterio de la reflexión en este momento es cuan latente se convierte la realidad virtual y preponderante en un escenario formativo, que implique conocer los elementos tecnológicos que se relacionan con un aprendizaje para toda la vida desde la concepción de Delors.
Las competencias digitales no solamente son de índole académico o profesional, son herramientas que se encuentran en las actividades diarias y por la cual, se generan procesos educativos, redes de contactos, producción de conocimiento y un empoderamiento de temas coyunturales que promueven la crítica y la reflexión sobre las acciones coyunturales como un surgimiento de las tecnologías del empoderamiento y la participación.
En ese sentido, me permito invitar a indagar más sobre este tema en este tiempo de recesión, que, si bien puede ser útil para descansar, también lo puede ser para encontrar en un mundo virtual oportunidades que quizá no lo habíamos percibido y entre todo quedarnos en casa para evitar el contagio del coronavirus, solo como una sugerencia amigable.